La Opinión de Luis Miguel Pérez Adán (En el INEM)

Como he dicho alguna vez, trabajo en el INEM y ya no deberían asombrarme de las irregularidades que pasan por mis manos un día si y otro también, que os podría narrar cientos en los últimos años.
Os quiero contar una pequeña anécdota de esta misma mañana, que puede ilustrar bien los disparates que han contribuido a llevar a España a estar como está.
Atiendo a un señor, sus rasgos denotan que es de origen magrebí. No habla español, prácticamente nada, no me entiende nada de lo que le digo y me presenta unas notas escritas con ordenador sobre la gestión que quiere solicitar.
Le pido la identificación y oh, no tiene NIE, tiene DNI español expedido en 2009 donde consta como domicilio la sede de una ONG gaditana de ayuda a inmigrantes. Sorprende ver que está nacionalizado. Rápidamente me pregunto cómo una persona que está nacionalizada y que se supone que debe residir en España cinco años al menos, no sabe hablar nada de castellano. Y no es porque sea marroquí de nacimiento, es que me asombra cómo se puede vivir tantos años en un país y no aprender el idioma, al menos para mantener una conversación elemental, y mucho más, cómo se llega a obtener la nacionalidad. Pero vamos, que opinaría lo mismo de un alemán que llevase aquí esos años y no hablase ni papa de español. Seguimos.
Observo su vida laboral y comienza el alucine. El hombre trabajó en su día un añito, prácticamente justo (378 días para ser exactos), de forma más o menos seguida, en bastantes empresas y en la mayoría termina por baja voluntaria. En una de ellas genera situación legal de desempleo (es despedido por absentismo continuado) y con el año raspado solicita paro. Bien, 4 meses de contributiva. Al agotamiento, subsidio con cargas familiares (residentes en Marruecos) y mayor de 45 años: 24 meses más de subsidio. Tras cobrar el subsidio, milagrosamente, y tras estar 28 meses (casi dos años y medio) como demandante de empleo, parado, oh milagro, se coloca a las dos semanas de terminar de cobrar. Vuelve a trabajar de forma más o menos seguida en distintas empresas, en algunas de las cuales vuelve a terminar con baja voluntaria y tal. Misma dinámica laboral, 2 meses por aquí, 1 mes nada, casi 3 meses por allá... Y he aquí que el hombre junta justito 180 días, qué milagro. Pues, hala, subsidio de cotización insuficiente con cargas, 21 meses. Tras el agotamiento, cobra el Prodi, 6 meses más de subsidio. En todo ese tiempo ni una colocación, nada, ni un trabajito. Entre medias, el señor, se ve que pidió la nacionalidad y se la dieron.
Bien, ahora, tras cobrar todo lo cobrable, se larga a otro país de la UE (Francia), con su condición de ciudadano comunitario.
Una reflexión. Este hombre ha venido de otro país, supuestamente a buscarse la vida, ha trabajado año y medio, 18 mesesy se le han dado 55 meses de prestaciones por desempleo, más de 4 años y medio, y la nacionalidad. Cuando estaba cobrando prestaciones ni siquiera se ha molestado en aprender castellano en cualquiera de los cursos gratuitos que la Administración tiene para emigrantes.
Juro que el caso es verídico. He visto algún caso más bestia todavía, pero esto ha pasado esta misma mañana y he alucinado. Le comento la anécdota a mi compañera de mostrador y me señala su pantalla de ordenador, donde está tramitando un expediente muy similar de una ciudadana ecuatoriana que estaba allí delante. Así nos va.
Igual de vergonzosa es la situación de los casos que llegan de nacionales de nacimiento que buscan la misma dinámica de trabajar lo justito para generar derecho a subsidios una y otra vez. La cosa es que es todo legal, al señor no se le puede decir ni mu.
Si a esta picaresca, nacional y extranjera, se le añade el resto de problemas del país, apaga y vámonos.
Y ahora llamadme racista, y "cuéntanos más" y todo eso y tal.


Luis Miguel Pérez Adán
Director del INCIS
(Instituto Cartagenero de Investigaciones Históricas)