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lunes, 7 de abril de 2014

La Opinión de Ignacio Fernández Candela. Arturo Mas y el pretexto para eludir la Justicia.

Más le valiera a Cataluña una riada a tiempo que comprobar los desastres de un golpe de estado, proclamando la ansiada independencia que la abismaría en el aislamiento. Así comprobaran los engañados catalanes el valor de la solidaridad y la fuerza de la unión que pretende despreciar la sedicente Asamblea Nacional de Cataluña comandada por Carmen Forcadell. Los ciudadanos catalanes no advierten que los políticos son la causa de sus carencias que rellena todavía el Estado español. ¿Dónde pretende ir Cataluña que no sea a la división de sí misma cuando se descubra, verdaderamente, en manos de quién está?
No debería llamar a sorpresa la huída hacia adelante de Arturo Mas, autosuficiente, ufano su andar al abismo de la incertidumbre que arrastra a los catalanes hacia una trampa sin salida. No hay reglas sino las impuestas. Arturo Mas es un fuera de la ley sin otra justificación que sus actos reprobables. Sólo le salva que sea proscrito en nombre de Cataluña, en realidad su rehén, porque esa Cataluña es prisionero embaucado que camina con paso firme hacia un horizonte muy oscuro y a ritmo descuidado de sardana.
No se le puso coto a Arturo, tampoco a sus cómplices en el momento y ya va tan largo el atrevimiento que no hay modo de atajar diplomáticamente el exabrupto de la quimera independentista. Lo mismo da que no encajen las piezas del puzle socio-político. Lo importante es forzar la situación, así se resquebraje la paz. Su propósito de llevarse por delante el equilibrio institucional obedece al instinto de conservación, después de haber cometido todo tipo de irregularidades que sólo pueden exculparse mediante un conflicto mayor, echando un órdago a España, para disimular las responsabilidades jurídicas. Porque las irregularidades de la Generalitat sin la connivencia y la protección de la justicia catalana, serían sólo flagrantes delitos prescindiendo de los disfraces del nacionalismo radicalizado y estruendoso, proporcional en la intransigencia cuanto más se intenta justificar el despilfarro que ha llevado a la banca rota a los catalanes: “España nos roba”; es la simple deducción de los que han escamoteado no sólo a los españoles sino que han convertido en latrocinio, contra los mismos catalanes, la gestión del govern tripartito.
El único que es asistido por derecho histórico para clamar que no hay Justicia en España, es José María Ruiz-Mateos. El resto ahora protesta para encubrir fechorías.
Cataluña es un rehén rescatado por España al que no le da miedo dirigir sus pasos hacia una futura cárcel política, sencillamente porque hasta ahora se la ha salvado de sentir las consecuencias de la desorientación a la que fue abocada por los políticos catalanistas; ésos que coartan los derechos de los ciudadanos con la aquiescencia de los mismos reos a los que engañan con la perspectiva de la libertad soberana de un pueblo.
El experimento sin la financiación del Estado español jamás les saldría bien. Cataluña es dependiente, quiera o no quiera. Si no hay miedo ahora por lo que pueda venir, peores serán las consecuencias cuando ya no haya nada para sostener las miserias futuribles, con guías tan nefastos capaces de abismar a un gran pueblo en el olvido de la pervivencia y el abandono. El catalán pierde si porfía por la independencia. Sería cuestión de tiempo que acusase una implosión consumido por sí mismo.
Nadie fuera de Cataluña secundaría la ensoñación independentista que, con el tiempo, a su vez sufriría sus propias escisiones, desmembrándose inevitablemente en la misma corriente de ambiciones sin freno que hoy dictan la segregación de España.
No, no es sorprendente que Mas y sus correligionarios pretendan huir levantando polvareda. Si mira atrás, la expectativa de la responsabilidad por su mal gobierno le espera ante la Justicia pura y dura. Quien la hace la paga, pero cualquiera que perpetra un delito con alevosía busca la manera de confundir para salir exonerado de culpa. ¿Cuánto más confuso en la escapada que erigir en victimismo el abuso secesionista y culpar al Estado español de las penurias históricas, esas carencias en realidad de un recurrente pueblo mal gobernado por el aldeanismo de turno?
Urge cortar el nudo gordiano y dejar las contemplaciones para después, cuando acaso tuvieran algunos nacionalistas que explicar ante un tribunal la verdad del despilfarro sin control. Rajoy debe dar un golpe en la mesa, sin temblarle la Constitución en la mano, y apartar la excusa nacionalista que se usa para no responder de esas responsabilidades políticas que tanto han perjudicado al pueblo catalán. El pulso es inadmisible y mantenerlo conlleva mayores riesgos en la incertidumbre estando en juego la paz social de España y Cataluña.
La permisividad es una deferencia que no puede otorgarse a quienes desestabilizan la balanza del orden constitucional, buscando un enfrentamiento acrecentado por una demagogia tan efectista como poco práctica con los intereses legítimos a los que debe aspirar Cataluña; sin el engaño de sus verdugos que la llevan al cadalso del descrédito, inconsciente de lo que se le avecina en manos de quienes la usan para evitar la acción judicial que concierne a todos los españoles; catalanes incluidos.
Fuente: http://www.elimparcial.es/nacional/arturo-mas-y-el-pretexto-para-eludir-la-justicia-136213.html

3 comentarios:

  1. Encantado de colaborar en el excelente Rebuznómetro. Muchas gracias, Carlos.

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    1. Excelente articulo.
      Es un placer y un lujo contar contigo.
      Muchas gracias.

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  2. Analisis lucido y claro a mas no poder. Un placer leerlo.

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